Sea lo uno, o lo otro, él nos invita a dejarle todo el peso nuestro.- Esos si, después de entregárselas, ni mañana ni por la noche, regreses a preguntarle ¿Qué harás con la carga que te entregué, Señor?
Hemos aprendido que aún de lo que nosotros a veces, que no sirve, y otras imposible de lograr, con el toque de su mano, él las convierte en un milagro.
¿Si ya dejaste la carga? Entonces espera el resultado, mientras él compone el rompecabezas- Si no los has hecho, ¿Qué esperas?
Vivir sin bultos no atormenta; y te deja la cabeza quieta.
Da el paso, que Dios te pondrá el piso.
Dra. Silvia Huertas