Se acerca una fecha que, aunque no tiene base bíblica en términos del día y mes, se ha venido aceptando desde hace muchos años como la más sublime de la historia, el 25 de diciembre, día en que todos se han puesto de acuerdo para celebrar el advenimiento del unigénito hijo de Dios al mundo. Sin embargo, desde hace un par de décadas algunos grupos, muy activos en su cabildeo por cierto, han logrado su objetivo de desviar la atención del indiscutible acontecimiento; y sustituido la frase "feliz navidad" por felices fiestas.
El momento, único en la historia de la humanidad, fue profetizado unos 700 años antes. (Isaías 7:14). Y corroborado en los evangelios (Mateo 1:18-25, Lucas 2:1-7).
Estos grupos están conformados por ateos y anticristianos, desde judíos hasta musulmanes. Y pregunto: ¿Hacemos los cristianos cosas semejantes con las celebraciones de estas personas? Por supuesto que no, al contrario, respetamos por completo sus respectivas fechas especiales; y así debe ser, estemos de acuerdo, o no. Pero tengamos presente, el respeto debe ser mutuo; nosotros también merecemos la misma distinción. Por consiguiente, debemos alzar nuestras voces a favor de lo que nos atañe, y no permancer callados. Una firme manera de protestar es no seguir el juego a quienes omiten el nacimiento del único Salvador del mundo durante esta hermosa epoca del año. Con ello en mente, en vez de felices fiestas, gustele a quien le guste, decir como es correcto: "Feliz navidad".
La palabra navidad implica natividad; y a esta, el diccionario la describe de modo claro y preciso como el natalicio de nuestro Señor, Jesúcristo.
No tema... haga que sus creencias se respeten. Recuerde, Jesús es la razón de la celebración. A propósito, ¡ FELIZ NAVIDAD ! (Marcos 8:38).
Hasta la Próxima,
Dr. Frank Huertas