y se amontonen las sumas de errores y dolores,
tratando de ahogarte,
subete por encima de ellas.
Desde allí, da gracias a Dios
Porque ya lograste ponerlas
debajo de tus pies.
Son tus ruinas, a veces, las que te permiten
escalar la montaña, y ver más lejos.
Puedes pedirle al Arquitecto supremo que te construya allí, la casa fuerte de la fe.
Entonces habrás aprendido que aún, de tus desechos, salen cosas útiles cuando las manos de Dios las tocan.
Nunca te rindas!
Dra. Silvia Huertas, D.Div, Ph.D