Respecto a lo anterior, a diario, la dicha toca a la puerta del corazón de los hombres, pero muchos no la dejan entrar.
Por lo general, el ser humano se considera dichoso cuando obtiene cosas materiales, o asciende en status ¿pero qué tal de lo inmaterial, eso invisible, pero existente?
Es ahí donde radica la verdadera dicha... en el ámbito espiritual, porque esa dicha es eterna.
Reitero, la dicha está constantemente tocando a la puerta del corazón de cada ser humano; y en obvia consecuencia, a todos nos conviene dejarla enterar, porque el que le de libre acceso, no tendrá hambre jamás. Examine lo que Jesús dijo al apóstol Juan en la isla de Patsmos: << He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo>>. Apocalipsis 3:20
Hasta la Próxima,
Dr. Frank Huertas