Y fuera de tiempo,
aunque tengas que apretar
el botón de un fogón…
de un elevador…
o del teléfono…
Hay que buscar las almas;
traerlos a la luz del evangelio;
sacarlos de su intelecto;
intentar escuchar primero,
donde es que están sus heridas;
y que los tumbó al suelo.
Espiritualmente, todos
somos ciegos de nacimiento.
No hay que condenar a nadie;
no faltemos el respeto.
El que nos ungió con aceite
y nos dio a beber Vino Nuevo,
nos dice: vayan y compartan…
Es una orden, no un consejo.
Predica el gozo que El brinda…
muéstrales que es sanador… consejero…
El rescata del hoyo las vidas;
levántate, corre y predica
a tiempo y fuera de tiempo.
2 de Timoteo 4:2:
Dra. Silvia Huertas, D.Div. PhD.